Manifiesto local del Día Mundial del Teatro 2025



El día 27 de marzo es el Día del Teatro. Día en que se reivindica el teatro como arte, oficio y forma de vida. Algunos dan su vida por el teatro, a otros el teatro les da la vida. Aquí, en Chiclana, el teatro no sólo nos ofrece cultura, nos da nuestra identidad. Los chiclaneros y chiclaneras nos entregamos a este arte que tanto nos caracteriza y nos llena, aunque tengamos que luchar con uñas y dientes para que se respete. Desde los edificios destinados a este arte, pasando por nuestras calles y viviendo en nuestras casas, el teatro está en cada lugar donde miramos. Vivir es hacer teatro.

Desde los más jóvenes a los más mayores, en Chiclana siempre vas a encontrar actores, actrices, dramaturgas, directores, técnicos, regidoras, tramoyistas, y, por supuesto, un entusiasmado y maravilloso público. Toda esta comunidad que se apoya entre sí y que acoge a artistas de otros muchos lugares, enriqueciéndose más y más con cada actuación. Una comunidad que nos trata como lo que somos: artistas, no los bufones de aquellos que nos ven como un pasatiempo, como unos locos que quieren vivir del cuento. Cada uno de nosotros tiene algo que ofrecerle al teatro. Cada mensaje es único en cada interpretación, cada voz expresa un sentimiento, una idea, o una protesta diferente. El arte es un acto político, el simple hecho de subirse a unas tablas es reivindicar tu voz como individuo, y es gracias a todos los que componemos el teatro que Chiclana sigue siendo un escenario, no sólo un decorado. Dentro de cada artista implicado hay un punto de vista que, sea distinto o no al nuestro, transmite algo mucho más importante: su humanidad, su alma, y el arte que le crece desde sus adentros. Hacer teatro es compartir.

Y, precisamente por esto, no hay que olvidar que no es un simple entretenimiento. Aunque el teatro nos haga reír en muchas ocasiones, es también una forma de protesta, una plataforma para el pueblo. El teatro no se censura por hacer reír, se censura por hacer pensar y por incomodar a aquellos cabrones que pasan de escuchar la voz del pueblo. Aquellos que prefieren a una población inculta, callada y sumisa, esos que invierten más en los que explotan a sus ciudadanos en vez de darles un espacio para poder exponer su alma. Gracias a asociaciones, como Taetro y a todos aquellos que destinan tiempo, recursos y creatividad al teatro en Chiclana, somos libres de expresarnos, pero debemos seguir luchando contra aquellos que quieren callar nuestras voces. No debemos permitir que unos pocos sinvergüenzas nos arrebaten nuestra esencia y nos conviertan en simple entretenimiento sin criterio, sin verdad, sin lucha y sin alma. No debemos permitir incidentes como la censura a las compañeras Mar Gallego y Nerea Galán en Baelo Claudia, o la que ha sufrido el propio taller municipal de teatro al intentar llevar microrrelatos a Algeciras. Hacer teatro es rebeldía.

Chiclana es tierra de artistas, desde hace mucho tiempo atrás. Dramaturgos como Antonio García Gutiérrez o Fernando Quiñones son un buen ejemplo de todo el arte que corre por las venas de los chiclaneros y chiclaneras. Porque, aunque muchos artistas tengan que migrar en búsqueda de un futuro mejor, la cultura que regalan a todos aquellos que consumen su arte es la cultura chiclanera; por mucho que intenten separar el arte de esta tierra, no nos van a convertir en un pueblo inculto. Y, claro está, los que nos deleitan con su talento aquí, en su propia tierra, sólo enriquecen más toda esa esencia tan atractiva del teatro chiclanero. Es por eso que Chiclana está tan viva, porque es fiel a sus raíces, a su gente y a su cultura, porque es fiel al teatro. Y como chiclaneros y chiclaneras, debemos reivindicar quienes somos, debemos pedir que los que tienen el poder nos den recursos para nutrir nuestra sociedad, una sociedad que celebra su pasado para crear más arte y cultura en el futuro, en lugar de vendernos al turismo. Siempre hemos sido un pueblo de artistas, y hemos de luchar por que se reconozca tanto nuestro pasado, como nuestro presente, y por darle a los jóvenes artistas un futuro. Hacer teatro es historia.

El teatro es sentir. El teatro es reír. El teatro es aprender. El teatro es enseñar. El teatro es guerra. El teatro es la paz. El teatro es vivir.


Patricia Cabrera Abad (manifiesto interpretado por las alumnas del Taller Municipal de Teatro de Chiclana)

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